Celos: ¿Sinónimo de amor o de destrucción de la pareja?

Celos en la Pareja

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Los celos: Definición.

Cuando hablamos de los celos nos referimos al miedo o temor que sentimos de perder a nuestra pareja. A veces, es solo una sensación de alarma frente a una situación que puede poner en peligro nuestra relación amorosa. Podemos decir que es normal experimentar este tipo de sentimientos en algún momento. Los celos leves o pasajeros pueden ser admisibles. Pero no podemos consentir que sean tan fuertes que ponga en riesgo la estabilidad de la pareja.

Los celos pueden están considerados como un sentimiento opuesto a la confianza. Pero los celos en su versión básica no es un sentimiento nocivo ni patológico. Los celos, a lo largo de la evolución humana, cumplen un cometido. Esta función que los celos vienen cumpliendo desde los albores de la humanidad es de forma directa garantizar la fidelidad. Una función secundaria que aparece como consecuencia de la fidelidad en la pareja es la perpetuación de la monogamia como forma de asegurar la supervivencia de la especie. Desde este punto de vista antropológico podemos afirmas que los celos cumplen la misión de evitar la entrada de terceras personas en las parejas monogámicas ya formadas.

Los celos patológicos.

Los celos pueden volverse tormentosos cuando una persona se vuelve obsesiva con su pareja. Hasta los familiares más cercanos pueden ser motivo de celos para él o ella. La persona celosa puede pensar mal de sus padres, de sus hermanos o de sus mejores amigos. En la mente del celoso cualquier persona de su mismo sexo es un rival peligroso.

Es creencia popular que las mujeres están más predispuestas a sentir celos, sin embargo un porcentaje considerable de la población masculina también experimenta celos en algún momento de su vida. Lo que si parece confirmado es que los hombres viven los celos de forma diferente a las mujeres.

Es un hecho contrastado históricamente que los hombres asocian la vivencia de los celos a las relaciones de su sexuales de su pareja con otra mujer. El hombre teme sobre todo la infidelidad sexual. Ante los celos, el hombre suele reaccionar con violencia. Por el contrario los celos en la mujer guardan más relación con el coqueteo, la seducción, las atenciones y regalos que un hombre pueda tener hacia otra mujer. En este sentido la mujer teme la infidelidad emocional. En la mujer la respuesta no suele ser violenta sino que se suele engalanar, se embellece y lucha para ganar terreno a la intrusa que trata de ganarse las atenciones de «su hombre».

Cuando los celos aumentan en su intensidad provocan pensamientos distorsionados, negativos, irracionales y generan mucha tensión sobre la pareja. Son, por tanto, una continua fuente de riesgo sobre la relación. La persona celosa considera insuficientes cualquier clase de explicación que le de su pareja en relación a cualquier acto que haya realizado. Diga lo que diga el que convive con una persona celosa, nunca conseguirá convencerla de su fidelidad.

Los celos en la literatura.

Son numerosos los autores que han tratado el tema de los celos a lo largo de la historia en sus obras literarias. La obra clásica por excelencia sobre la figura del celoso es el «Otelo» de William Shakespeare. El nombre del protagonista acabó dando nombre a un síndrome psiquiátrico caracterizado por un delirio de celos.

En la célebre obra, Otelo es un general moro, que está casado con la bella joven veneciana Desdémona. Yago es un soldado, enfadado con Otelo por haber nombrado lugarteniente a Casio, en lugar de a él. Por este motivo trama una venganza en la que con insinuaciones y tretas consigue crear dudas en Otelo, sobre la fidelidad de Desdémona. Al final Otelo, convencido de que su mujer le es infiel la estrangula con sus propias manos. La mujer de Yago revela el engaño y éste la mata. Yago es detenido por la justicia. Cuando Otelo descubre que todo ha sido un error se suicida y muere junto al cadáver de Desdémona.

Los celos aparecen muchas veces en los escritos de nuestros mejores literatos del siglo de Oro. En «El Caballero de Olmedo» aparece una bella descripción de los celos. Crevantes considera al celoso como provocador y causante de su desgracia, así lo podemos ver en «El curioso impertinente» donde Anselmo, el protagonista, utiliza a su mejor amigo para confirmar los engaños de su esposa, consiguiendo con ello que su amigo se convierta en el amante de su mujer.

En la obra «En busca del tiempo perdido» de Proust, uno de los protagonistas Swann, comienza a tener de celos de Odette, al descubrir el parecido de ésta con la Venus de Boticcelli.

Los numerosos ejemplos literarios, cinematográficos y musicales son tantos que se escapan y no pueden ser citados en este breve artículo.

Los celos en la historia.

Una buena muestra del carácter universal de los celos es que la mitología griega aparece llena de historias de celos. La figura celosa por excelencia es Hera la reina del Olimpo, hija de los titanes y a la vez hermana y esposa de Zeus. Para los griegos Hera encarna a la diosa del matrimonio y protege a las mujeres casadas. Por desgracia para ella, Zeus era un dios que de fidelidad entendía más bien poco. Numerosas son las aventuras e infidelidades que se le conocen. Ante este panorama conyugal, Hera aparece como una diosa vengativa y celosa. Veamos algunos casos a continuación.

Los celos en la mitología.

Zeus encargó a la bella ninfa Eco que distrajera a Hera mientras él se dedicaba a sus hazañas amorosas. Eco hablaba a Hera sin parar y ésta permanecía distraída. Pero un buen día se enteró de las  infidelidades de su esposo y puso un severo castigo a Eco. Hizo que se enamorara de Narciso, que la despreció. Desesperada y humillada, Eco se refugió en una cueva, dejó de comer y de beber y se fue consumiendo hasta no quedar de ella nada más que el eco de su voz.

Hera no se vengaba solamente de otras mujeres, sino también de los hijos nacidos de los amoríos de Zeus. Heracles (Hércules para los romanos) era hijo de Zeus y de la reina Alcmena. Sin saber su origen ilegítimo, Hera amamantó en alguna ocasión a Heracles, hasta que descubrió el engaño y vertió la leche sobre el cielo formando la vía láctea. Hera indujo un ataque de ira en Heracles y éste mató a sus hijos. Como castigo la sibila de Delfos le condenó a realizar los castigos que le impusiera Euristeo, su mayor rival. De esta forma Heracles debió superar doce duras pruebas: los doce trabajo de Hércules.

Son conocidas las disputas de Hera con Artemisa y Afrodita, tras perder un concurso de belleza organizado por Paris y que ganó la diosa del amor (Afrodita). Hera se enfadó mucho y en un ataque de celos ordenó la destrucción de Troya. Otra víctima de Hera, fue Calisto, que había hecho voto de castidad y fue seducida por Zeus (que tomó la apariencia de Apolo para conseguirlo) tras lo que Hera la convirtió en una osa. También castigó cruelmente a la reina Lamia de Libia de la que Zeus estaba enamorado.

Los celos justificados.

En ocasiones los celos son el resultado de una situación pasada que generó desconfianza en la relación. El caso más típico suele ser una infidelidad pasada. Podemos decir que en origen esos celos estaban justificados, pero a la larga puede ocurrir que el que ha sido infiel, no vuelva a dar nunca más motivos para desconfiar, y a pesar de ello, su pareja permanecerá hundida en la desconfianza y será víctima de los celos.

Por este motivo, ante una infidelidad, si la persona ofendida decide continuar con su pareja debe procurar con todas sus fuerzas que reine el amor sobre los celos. Si ya has pasado el duro momento de la infidelidad ¿qué sentido tiene continuar con escenas de celos cuando no hay ya motivo para ellos?.

 

Los celos obsesivos en parejaUna crisis de celos constante en la relación de pareja puede llevar a presentar un cuadro clínico patológico.  A veces incluso, pueden aparecer auténticos delirios de celo, ya que se están imaginando situaciones donde no las hay.  No solo eso, sino que la persona celosa terminará alejando a su pareja, por no poder aguantar la tortura psicológica constante, que supone la desconfianza hacia todos sus actos. La persona celosa tratará de controlar de forma absoluta la  vida de su pareja. Al final, tarde o temprano, la pareja del celoso acabará por cansarse y pondrá fin a la relación.

Origen de los celos.

Para los psicólogos los celos reflejan la falta de confianza en sí mismo de la persona que los padece. Pueden además asociarse con alguna experiencia traumática previa, alguna situación vivida con algún familiar o algún trastorno psicológico.

Actitud ante los celos.

Si crees que puedes estar siendo víctima de los celos, es necesario que busques los medios para controlar la situación. Debes afrontar el problema antes de que sea demasiado tarde y los celos acaben con la estabilidad de tu pareja. Puedes conversar del tema con tu pareja para buscar una solución en común. Pero no siempre es fácil solucionar el tema por uno mismo o en el seno de la pareja. A menudo es necesario acudir a un profesional especialista en el tema para resolver el problema.

 

Autor:

Augusto Castaño RecioPsique Psicólogos Illescas

 

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